Muy temprano entendí que la poesía es mi vocación.

Con el tiempo, transitando la vida y sus misterios, se me reveló la naturaleza de mi propósito y a partir de entonces la imaginación fue templo de posibilidades, la libertad una brújula y la belleza mi divinidad.

Esa es mi apuesta como creador de ideas y literatura. Todo arte, trabajo o acto vital que realizo, honra a estos tres pilares para favorecer que el mundo sea un lugar más imaginativo e inspirado.