escrito por arturo ordorika

El Asombro de Vivir

Navegando LOS MARES inimaginableS en esta bitácora poética con formato de micro blog

Novedad

Bitácora Poética

La innecesaria putrefacción de hiper comunicarnos todo el tiempo sin sustancia

Aguantaremos hasta cuándo la cantidad de insulza información, persiguiéndonos, espías mutuos de la rutinaria condición humana. 

Yo conocí el mundo antes de la nube espesa de la red. Eran tiempos de vigilia luminosa, de aparente brecha que por fin se había cruzado. 

Alguien le dijo alguien que existía un monstruo naciente llamado “La Internet” cuya marca sagrada sería la triple w, así inauguramos un milenio poco antes de su llegada numérica en el calendario. 

Un día todo se volvió social y nos pusimos on-line era la oportunidad soñada de hablarse al instante siempre, podríamos por fin comunicarnos mientras nacía el cronómetro digital del tiempo real. Aprovechamos muy poco.

Más tarde manchamos la virtualidad electrónica con nuestra ideología y amargura vanidosa y el festín se nos pudrió en la boca, las redes nos hicieron caer en ellas, presos hasta la saturación de su luminosa banalidad, separados cada vez más por nuestras mismidades y la vanagloria de los lujos y la suspensión edulcorada de la certeza de morir.

Estar disponibles para el mundo, nos mostró que en realidad no éramos tan brillantes, ni únicos ni irrepetibles y que la mayoría de las personas era insoportable, empezando por uno mismo.

Texto escrito en 2014 para una revista que después desapareció, agregaría a 9 años de distancia, que la putrefacción ahora es evidente y que las salidas libres son alejarse de esta maraña enferma de pixeles y volver a lo simple, los ojos de la persona que respira el mismo aire que tú.

Selección Especial

Muy temprano entendí que la poesía es mi vocación.

Con el tiempo, transitando la vida y sus misterios, se me reveló la naturaleza de mi propósito y a partir de entonces la imaginación fue templo de posibilidades, la libertad una brújula y la belleza mi divinidad.

Esa es mi apuesta como creador de ideas y literatura. Todo arte, trabajo o acto vital que realizo, honra a estos tres pilares para favorecer que el mundo sea un lugar más imaginativo e inspirado.

Mi propósito es revolucionar tu imaginación mediante la poesía y el pensamiento creador

Y por lo mismo a ser esclavos eternos del relato.

Por eso vivimos contando historias, viendo miles de contenidos en el medio electrónico o impreso que esté en boga, no importa la época:  puros relatos de la vida humana en su naturaleza tergiversada por su sistema imaginativo.

Por eso es más factible ver una noticia sobre política que una estrella fugaz y en esa conciencia, más fácil creer que uno está triunfando o fracasando en la vida, que portarse como  simples humanos finitos que tienen una oportunidad para contemplar el misterio del universo, desde la luz especulativa de su mente imaginante.

Estas es la razón por la que hacemos un relato hasta del cosmos,  lugar que especulamos que existe, como nosotros.

Somos imaginativos por naturaleza y por eso estamos condenados a inventar

En primer lugar, por qué necesitamos tanta comida, le pregunté a mi cerebro mientras regurgitaba una picanha con ajo.

Mi cerebro obviamente culpaba a mi conciencia, es por tu culpa maldita debilucha. Pero mi cuerpo pagaba el precio. 

Y quién es este espectador que contiene todo el espectáculo orgánico de mi ser? Una tercera zona, el narrador omnisciente que es al mismo tiempo creador y cuerpo:

El que paga en carne propia los experimentos vitales de mi cosmos interno: el que paga las cuentas: el que consigue la comida: el que dice no poder vivir sin alguien a quien apenas conoció: el que escribe una bitácora poética para apaciguar el flujo interno de su reflexión ácida, en el sentido gástrico. 

Y todo lo aparentemente civilizatorio, termina pasándole factura al cuerpo, excepto para el cerebro, ese tirano que no sabe que envejece.  

* Esta reflexión surgió  a partir de qué me enfermé del estómago por comer de más en unas espadas brasileñas (rodizio),  porque mi cerebro se permitió para estimularse, una comilona in extremis como si tuviera 30 años sabiendo que no los tengo.

El cerebro no envejece pues no siente esa limitación que el resto del cuerpo sí

Escrito por

Arturo Ordorika

Bitácora completa